Vió el mensaje de “Visto” en el chat. Esperó poco más de cinco minutos y se dio cuenta que no iba a contestar. Miles de pensamientos cruzaron por su mente. La sola idea de tener que verla
de nuevo en la calle, el solo hecho de tener que saludarla, le generó una enorme ansiedad. No debería haber escrito semejante declaración si apenas la conoce. Antes las cosas eran distintas, uno hablaba frente a frente, cara a cara, poniendo el cuerpo y debía hacerse cargo de los propios colores y olores. Hoy vence la cobardía o la comodidad y uno dice las cosas tipeando, no es lo mismo. El teclado pronuncia un sonido por letra. Todas juntas crean palabras que se separan por el particular ruidito de la barra espaciadora y se forman en una pantalla. Aprieta la tecla ENTER, no hay vuelta atrás. Y corre el riesgo que lo malinterpreten porque, claro, no son más que palabras.
- Ya está, veré como hago para arreglar el asunto. No tiene sentido que me persiga – pensó-. Apagó la notebook y se fue a dormir. Una pequeña luz verde titilaba en la oscuridad. Dejó cargando la batería, quedaba mucho trabajo por hacer al otro día.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario