20 de noviembre de 2014

Un buen tema para lavarse los dientes

Crazy Beat es un buen tema para lavarse los dientes. Bien rítimico y segmentado. Empezando por el hilo dental, diente por diente, muela por muela, para seguir el ritmo con el cepillado. Lo escuchaba con sus auriculares en el baño y se miraba al espejo mientras practicaba pacientemente esta faena, esta simple acción antes de irse a dormir. El tema va terminando y el deja todas las cosas en su lugar, se limpia la boca y su mp4 pasa al siguiente "track". Su duración es la misma que lo que lleva escribir un párrafo. Todas las comparaciones de tiempo se comparan con la escritura. Una canción pop-rock es igual a un párrafo de varios renglones, que parece una medida de tiempo exagerada. Cuando uno no escribe el tiempo pasa más rápido. La escritura no detiene pero demora el paso del tiempo. Y el trazo se vuelve difícil, la escritura densa, apretada, desaliñada mientras termina otra canción. Como un punto y aparte.


19 de noviembre de 2014

Cascada de agua hacia el desagüe

Escuchar como cae el agua que fluye desde la canilla, sale como si fuese un pequeño río, un arroyo, un lago ínfimo que genera un extraño ruido, cascada de agua hacia el desagüe, va pasando por toda la cañería, cruza toda la entraña de viejo plomo, se desliza ese río con sonido amplificado por el estado en que se encuentra el que presencia la escena. Una persona lavándose las manos, que se concentra en la acción de frotarse las palmas, sacarse la suciedad con las moléculas de jabón que se llevan las partículas de mugre y luego ese caer repetitivo, continuo, de la oración anterior. Si se presta detalle enseguida surge la analogía caprichosa. Es algo curioso. Como un capricho del lado obsesivo de nuestra inteligencia. De ese lado oscuro de la luna orgánica, neural y occipital.

Sucede porque el tiempo comienza a pasar más lento. Siempre reduce su ritmo cuando uno le presta demasiada atención a los detalles de las acciones. Ya no es solo acercar la mano. Involucra acciones ínfimas, primarias y previas. La mano comete, pero en realidad el cerebro comete antes que la mano para que ella y todos sus extraños músculos y articulaciones que la componen se muevan y hagan que resulte en un: "la mano se mueve". Es la respuesta del ADN, de la célula, del acido desoxirribonucleico, de siglos de evolución, todo para que la mano se mueva. Esto solo ocurre porque uno le presta demasiada atención a los detalles. Y si uno piensa así termina pensando que es mejor improvisar.  Improvisando evitas obsesiones. Rara vez la improvisación es una obsesión. El futuro vive de la planificación. La improvisación es como la melancolía del pasado, que siempre es melancolía. Cuando aparece lo hace como si fuese una indagación poética. Como irse un rato y después volver a ese lugar del que partiste. Dejar que lo lúdico, si, lo lúdico del pensamiento haga lo suyo. Como una planificación pero crepuscular, desde el futuro. By Ford, el modelo fordiano de producción de prudencia. Púrpura cerebral, el impulso eterno del axón, la transmisión continua de información que surge como improvisación. Datos conjuntos que generan un cambio en quien los introduce. Como si fuésemos una máquina con una ingeniería extraña. ¿Quién conoce de ingeniería humana? Deus ex machina. Homo ex machina. Las máquinas son el futuro. El futuro de la ciencia ficción. Y escribió novelas que se vendieron en kioscos y puestos de revistas. 

11 de junio de 2014

La mano se levanta y lleva consigo al brazo

La mano se levanta y lleva consigo al brazo completo en el trayecto, desde su quietud hasta finalizar el movimiento, alzada, completamente extendida. En cierto estado de conciencia no advierto la cantidad enorme de energía que genera desde la idea hasta su resultado final. No puedo advertir cuando empieza, apenas me doy cuenta cuando ya inició y solo la acompaño con la mirada y la emoción que me genera verla moviéndose. Podría frenarla en cualquier momento pero me pone contento verla moverse, sentir como los dedos aprietan, duros sobre la palma. Como esas graciosas extensiones se doblan y mientras lo hacen también provocan un cambio de temperatura, la fuerza es energía, la misma que hizo que el antebrazo respondiera y se llevara consigo, inevitablemente, al brazo completo. 

Ya están arriba. Y es increíble como en ese movimiento, aparentemente tan simple algo me dice, desde no se donde, que parece que en algo de eso también se encierra el universo. Así surgió. De esa forma se mueven los astros por encima de nuestras pequeñas cabecitas y esos astros a su vez están compuestos por los mismos elementos químicos y los afectan los mismos procesos físicos que nos afectan a nosotros, a nuestros cuerpos, a nuestras mentes y, oh, también a nuestras manos que, aunque muchas veces no lo parezca, también forman parte de nuestro cuerpo. Así también crecen las plantas, así comienzan los días y así también terminan y comienzan las noches que también terminan como lo hacen las canciones, los mundos, las vidas y esto que escribo después de ver como terminaba de moverse mi mano, mi brazo entero. De mi regazo hacia a la altura, desplegada para después cansarse y replegarse a su lugar de inicio, terminar como empezó. Igual que esto que escribo empezó con una mano y termina escrito letra por letra, palabra por palabra, renglón por renglón, párrafo a párrafo de la misma forma. Porque todo termina y esto forma parte del todo, aunque no lo parezca.