Crazy Beat es un buen tema para lavarse los dientes. Bien rítimico y segmentado. Empezando por el hilo dental, diente por diente, muela por muela, para seguir el ritmo con el
cepillado. Lo escuchaba con sus auriculares en el
baño y se miraba al espejo mientras practicaba pacientemente esta faena, esta
simple acción antes de irse a dormir. El tema va terminando y el deja todas las cosas en su lugar, se limpia la boca y su mp4 pasa al siguiente "track". Su duración
es la misma que lo que lleva escribir un párrafo. Todas las comparaciones de
tiempo se comparan con la escritura. Una canción pop-rock es igual a un párrafo
de varios renglones, que parece una medida de tiempo exagerada. Cuando uno no
escribe el tiempo pasa más rápido. La escritura no detiene pero demora el paso
del tiempo. Y el trazo se vuelve difícil, la escritura densa, apretada,
desaliñada mientras termina otra canción. Como un punto y aparte.
Según el diccionario de la RAE: Cenit o cénit: Intersección de la vertical de un lugar con la esfera celeste, por encima de la cabeza del observador. || 2. Punto culminante o momento de apogeo de alguien o algo. Esplendoroso: Muy brillante, resplandeciente. || 2. Impresionante por su gran belleza o grandeza. ¡Si esperan esto de este blog están perdidos! Es sólo un espacio de expresión...
20 de noviembre de 2014
19 de noviembre de 2014
Cascada de agua hacia el desagüe
Escuchar como cae el agua que fluye desde la
canilla, sale como si fuese un pequeño río, un arroyo, un lago ínfimo que
genera un extraño ruido, cascada de agua hacia el desagüe, va pasando por
toda la cañería, cruza toda la entraña de viejo plomo, se desliza ese río con
sonido amplificado por el estado en que se encuentra el que presencia la
escena. Una persona lavándose las manos, que se concentra en la acción de frotarse
las palmas, sacarse la suciedad con las moléculas de jabón que se llevan las
partículas de mugre y luego ese caer repetitivo, continuo, de la oración
anterior. Si se presta detalle enseguida surge la analogía caprichosa. Es algo
curioso. Como un capricho del lado obsesivo de nuestra inteligencia. De ese
lado oscuro de la luna orgánica, neural y occipital.
Sucede porque el tiempo comienza a pasar más
lento. Siempre reduce su ritmo cuando uno le presta demasiada atención a los
detalles de las acciones. Ya no es solo acercar la mano. Involucra acciones
ínfimas, primarias y previas. La mano comete, pero en realidad el cerebro comete
antes que la mano para que ella y todos sus extraños músculos y articulaciones
que la componen se muevan y hagan que resulte en un: "la mano se mueve". Es la
respuesta del ADN, de la célula, del acido desoxirribonucleico, de siglos de
evolución, todo para que la mano se mueva. Esto solo ocurre porque uno le
presta demasiada atención a los detalles. Y si uno piensa así termina pensando
que es mejor improvisar. Improvisando
evitas obsesiones. Rara vez la improvisación es una obsesión. El futuro vive de
la planificación. La improvisación es como la melancolía del pasado, que
siempre es melancolía. Cuando aparece lo hace como si fuese una indagación
poética. Como irse un rato y después volver a ese lugar del que partiste. Dejar
que lo lúdico, si, lo lúdico del pensamiento haga lo suyo. Como una
planificación pero crepuscular, desde el futuro. By Ford, el modelo fordiano de
producción de prudencia. Púrpura
cerebral, el impulso eterno del axón, la transmisión continua de información
que surge como improvisación. Datos conjuntos que generan un cambio en quien
los introduce. Como si fuésemos una máquina con una ingeniería extraña. ¿Quién
conoce de ingeniería humana? Deus ex machina. Homo ex machina. Las máquinas son
el futuro. El futuro de la ciencia ficción. Y escribió novelas que se vendieron
en kioscos y puestos de revistas.
11 de junio de 2014
La mano se levanta y lleva consigo al brazo
La mano se levanta y lleva consigo al brazo completo en el trayecto, desde su quietud hasta finalizar el movimiento, alzada, completamente extendida. En cierto estado de conciencia no advierto la cantidad enorme de energía que genera desde la idea hasta su resultado final. No puedo advertir cuando empieza, apenas me doy cuenta cuando ya inició y solo la acompaño con la mirada y la emoción que me genera verla moviéndose. Podría frenarla en cualquier momento pero me pone contento verla moverse, sentir como los dedos aprietan, duros sobre la palma. Como esas graciosas extensiones se doblan y mientras lo hacen también provocan un cambio de temperatura, la fuerza es energía, la misma que hizo que el antebrazo respondiera y se llevara consigo, inevitablemente, al brazo completo.
Ya están arriba. Y es increíble como en ese movimiento, aparentemente tan simple algo me dice, desde no se donde, que parece que en algo de eso también se encierra el universo. Así surgió. De esa forma se mueven los astros por encima de nuestras pequeñas cabecitas y esos astros a su vez están compuestos por los mismos elementos químicos y los afectan los mismos procesos físicos que nos afectan a nosotros, a nuestros cuerpos, a nuestras mentes y, oh, también a nuestras manos que, aunque muchas veces no lo parezca, también forman parte de nuestro cuerpo. Así también crecen las plantas, así comienzan los días y así también terminan y comienzan las noches que también terminan como lo hacen las canciones, los mundos, las vidas y esto que escribo después de ver como terminaba de moverse mi mano, mi brazo entero. De mi regazo hacia a la altura, desplegada para después cansarse y replegarse a su lugar de inicio, terminar como empezó. Igual que esto que escribo empezó con una mano y termina escrito letra por letra, palabra por palabra, renglón por renglón, párrafo a párrafo de la misma forma. Porque todo termina y esto forma parte del todo, aunque no lo parezca.
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