30 de julio de 2011

Asir

Es como intentar asir la emoción
que genera la madrugada
mientras suena el simple tipeo
como si fuesen agujas de reloj,
como un segundero
moviéndose a un ritmo
desparejo, desordenado.

El ritmo de la mente,
de la idea,
que corre,
 jadeante,
con sus patitas:
las palabritas.
Intentan llegar a la meta
y no perderse en las lagunas
de mi cráneo.

Debo madrugar
pero no importa.
Las horas no se recuperan,
ni las que se duermen, ni las otras.




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